/
Oviedo demanda cultura. Pide una ciudad más viva y cree que, para empezar, el ayuntamiento debe eliminar las leyes que prohíben la música en directo. Esa era la demanda de la manifestación que ayer recorrió parte del casco antiguo a las 20 horas.
Una procesión funeraria invadió ayer las calles de Oviedo entre el Paseo de Los Álamos y el ayuntamiento. El cadáver era la cultura y la comitiva estaba compuesta por varios centenares de músicos y hosteleros afectados por las prohibiciones municipales contra los conciertos. En el trayecto se les unió todo el que los vio, desde niños a ancianos, incluso algún obrero y una par de chavales que repartían propaganda electoral. Tantos fueron, que colapsaron la plaza de La Constitución al llegar. Al frente de la comitiva iba la imagen de Santa Guitarra bajo el epígrafe Descanse en paz y tras ella una pancarta con el lema ‘ Por un Oviedo en vivo y en directo’ a la que seguía una procesión de tambores, silbatos, guitarras, maracas, armónicas o panderetas, entre otros, que ponían un ritmo más bien poco fúnebre para la ocasión pero que atrajo a todo el que los vio pasar. La comitiva la cerraban varias madres empujando los carritos con sus bebés, que hicieron de coche escoba para la ocasión.
Al llegar frente al consistorio, vacío a esas horas, el ritmo que marcaban los frenéticos tambores se transformó en las notas de la mítica Bamba pero la letra era distinta. Los manifestantes comenzaron con un Voy a dejar la banda y continuaron con un “van a cerrar los bares,/ van a cerrar los bares/ que apuestan fuerte por el arte/porque difundir el arte es corromper...” Y así hasta un “salvemos la cultura que nos da vida/dame una salida/si hoy impera el silencio ¿mañana qué?/¿mañana qué?/ ¿mañana qué?”.
También hubo intervenciones. Alguno criticó que el equipo de Gobierno había convertido a Oviedo “en la ciudad más cutre y aburrida de la Unión Europea”, otros pidieron “el fin del silencio” y otros reclamaron que “hace diez años nos manifestamos bajo el lema ‘Oviedo no suena’ y hoy sigue sin sonar”. En medio, gritos de piedad a Gabino de Lorenzo y ni una sola salida de tono, “que por algo somos músicos”.
Sus demandas son sencillas. Quieren que se cree una licencia para que los hosteleros cuyos locales abren por el día puedan celebrar conciertos acústicos, porque la situación actual es bastante confusa. El ayuntamiento les dice que no hay problema, que pueden hacer conciertos, pero cuando van a pedir la licencia les dicen que no existe y que si organizan cualquier evento de ese tipo serán sancionados. Lo surrealista de la situación es que el concejal de Licencias, Alberto Mortera, les insiste en que da igual lo que digan los técnicos, que él los avala si tienen algún problema. Al principio le creyeron, pero la Policía ya ha sancionado a varios locales, apercibido a otros y uno de ellos incluso ha cerrado después de que le clausuraran el piano que daba ambiente.
La manifestación de ayer fue un grito de “Basta ya” a las promesas del PP y del resto de grupos municipales, porque los afectados aseguran que “todos con los que hablamos nos dan la razón, pero luego no hacen nada”. Exigen poder estar dentro de la ley y eso solo lo pueden hacer con los papeles en la mano, no con las promesas de los políticos en el aire “aunque sea lo único que suena bien en esta ciudad”, remarcan con ironía.
Una procesión funeraria invadió ayer las calles de Oviedo entre el Paseo de Los Álamos y el ayuntamiento. El cadáver era la cultura y la comitiva estaba compuesta por varios centenares de músicos y hosteleros afectados por las prohibiciones municipales contra los conciertos. En el trayecto se les unió todo el que los vio, desde niños a ancianos, incluso algún obrero y una par de chavales que repartían propaganda electoral. Tantos fueron, que colapsaron la plaza de La Constitución al llegar. Al frente de la comitiva iba la imagen de Santa Guitarra bajo el epígrafe Descanse en paz y tras ella una pancarta con el lema ‘ Por un Oviedo en vivo y en directo’ a la que seguía una procesión de tambores, silbatos, guitarras, maracas, armónicas o panderetas, entre otros, que ponían un ritmo más bien poco fúnebre para la ocasión pero que atrajo a todo el que los vio pasar. La comitiva la cerraban varias madres empujando los carritos con sus bebés, que hicieron de coche escoba para la ocasión.
Al llegar frente al consistorio, vacío a esas horas, el ritmo que marcaban los frenéticos tambores se transformó en las notas de la mítica Bamba pero la letra era distinta. Los manifestantes comenzaron con un Voy a dejar la banda y continuaron con un “van a cerrar los bares,/ van a cerrar los bares/ que apuestan fuerte por el arte/porque difundir el arte es corromper...” Y así hasta un “salvemos la cultura que nos da vida/dame una salida/si hoy impera el silencio ¿mañana qué?/¿mañana qué?/ ¿mañana qué?”.
También hubo intervenciones. Alguno criticó que el equipo de Gobierno había convertido a Oviedo “en la ciudad más cutre y aburrida de la Unión Europea”, otros pidieron “el fin del silencio” y otros reclamaron que “hace diez años nos manifestamos bajo el lema ‘Oviedo no suena’ y hoy sigue sin sonar”. En medio, gritos de piedad a Gabino de Lorenzo y ni una sola salida de tono, “que por algo somos músicos”.
Sus demandas son sencillas. Quieren que se cree una licencia para que los hosteleros cuyos locales abren por el día puedan celebrar conciertos acústicos, porque la situación actual es bastante confusa. El ayuntamiento les dice que no hay problema, que pueden hacer conciertos, pero cuando van a pedir la licencia les dicen que no existe y que si organizan cualquier evento de ese tipo serán sancionados. Lo surrealista de la situación es que el concejal de Licencias, Alberto Mortera, les insiste en que da igual lo que digan los técnicos, que él los avala si tienen algún problema. Al principio le creyeron, pero la Policía ya ha sancionado a varios locales, apercibido a otros y uno de ellos incluso ha cerrado después de que le clausuraran el piano que daba ambiente.
La manifestación de ayer fue un grito de “Basta ya” a las promesas del PP y del resto de grupos municipales, porque los afectados aseguran que “todos con los que hablamos nos dan la razón, pero luego no hacen nada”. Exigen poder estar dentro de la ley y eso solo lo pueden hacer con los papeles en la mano, no con las promesas de los políticos en el aire “aunque sea lo único que suena bien en esta ciudad”, remarcan con ironía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario